Como las cosas se explican mejor con ejemplos, no puedo por menos que presentar dos declaraciones que dejan bien a las claras lo que estoy diciendo. Por una parte la " candidata " Pérez-Espinosa hablando de Francisco Álvarez Cascos como si lo conociera de algo, y con un desprecio y unos malos modos impropios de alguien que pretende ser la presidenta de todos los asturianos. Por otro lado declaraciones de un buen señor que no tiene más oficio ni beneficio que servir, mal por cierto, a un señor que le da de comer y cenar. Joaquín Aréstegui, presidente del PP de Avilés y portavoz adjunto de su grupo en la Junta General, pelotea a Rajoy como si le fuera la vida en ello, bueno es que le va, y dice una sarta de tonterías sin sentido.
Pero amigos, esto es lo que hay. O mejor, era lo que teníamos hasta ahora. No tengo ninguna duda que tras las elecciones de autonómicas y municipales Rajoy y Cospedal no tendrán más remedio que tomar el toro por los cuernos y poner fin a una casta que parece dispuesta a llevar al PP a su desaparición en Asturias.
Cascos fabula, tiene tremendas lagunas mentales y causa tristeza
La encuesta que vaticinaba una victoria para Cascos, si presenta nuevas siglas, ha hecho mucho daño en el PP Asturiano. La elegida de Mariano Rajoy, Isabel Pérez-Espinosa concede una entrevista a El Mundo, en la que se desahoga en un auténtico festival de improperios hacia Cascos.
"Yo no voy a emitir ninguna opinión sobre el señor Cascos, ya no es militante del partido" dice Isabel Pérez Espinosa. Pero nada más lejos de la realidad. La entrevista que concede a este periódico es un auténtico rosario de insultos y descalificaciones hacia Francisco Álvarez Cascos, en los que lo más suave es atacar directamente a su salud mental. Y es que la encuesta que confirmaría que Rajoy se equivocó al elegirla para Asturias ha hecho mucho daño a la popular.
A pesar de lo evidente, la candidata del PP a la Presidencia de Asturias comienza también, negándose a hablar de los demoledores datos del sondeo: "Yo no comento encuestas" repite, hasta en tres ocasiones. A pesar de ello, no se resiste a puntualizar, para descalificar los propios datos "es una encuesta que habla de un partido que no sabemos ni siquiera cuál es, si va a defender los principios que ha defendido siempre o se va a convertir en un nacionalista a ultranza. No existe, es una entelequia" descarga.
Y continúa: "Cascos no ha tenido la gallardía de decir que quiere ser candidato, no lo ha dicho nunca. Más allá de discursos de Jovellanos no sabemos mucho más", para decir de el ex vicepresidente que "se cree por encima del partido y cree que se tenía que rendir a sus pies".
Por si fuera poco, aludiendo que lo hecho por Cascos "no son formas" decide dar una auténtica lección de elegancia: le acusa de "destrozar un partido, porque tiene unas lagunas mentales tremendas. La película que él se ha montado respecto a la ruptura en la etapa de Sergio Márquez no se la cree ni él. Me está empezando a causar tristeza, porque fabula" dice Pérez Espinosa.
Pero no acaba ahí. El rostro del PP en el Principado dice que las 7.000 firmas de apoyo que Álvarez Cascos entregó son, ni más ni menos que "mentiras, no las ha visto nadie. Y hay que rebatir las mentiras". También le acusa de mentir respecto a las declaraciones del alcalde de Oviedo -que comparó una manifestación a favor de Cascos con la kale borroka- y dice que: "Miente. Miente. Miente. Se cree protagonista de todo".
Solo unas líneas más adelante, Espinosa vuelve a caer en la incoherencia, asegurando que "¡Si han recogido firmas hasta en la puerta de los funerales, que no sólo es una falta de vergüenza, sino de decoro!" Pero, ¿no habíamos quedado en que eran firmas falsas?.
Por otro lado, la candidata del PP justifica que su partido lleve sin reunirse más de dos años: "Optamos por evitar circos y escándalos". Una evidente demostración de democracia interna y salud de partido.
Libertad Digital sobre una entrevista concedida a EL MUNDO
La llegada de Cascos a Asturias era una operación nacional contra Rajoy
Solventada la candidatura del PP asturiano en favor de Isabel Pérez-Espinosa, Joaquín Aréstegui dice estar «estupefacto» ante los acontecimientos posteriores. El presidente del PP de Avilés y portavoz adjunto en el Parlamento juzga «incomprensible» tanto la decisión de Francisco Álvarez-Cascos de abandonar el partido como su disponibilidad para liderar otro proyecto político, y realiza un análisis durísimo de la actitud del ex ministro en estos últimos meses. Aréstegui atiende a EL COMERCIO en la sede avilesina del partido, hace balance del conflicto y confía en una victoria en las elecciones de mayo.
-Tenían el triunfo en las autonómicas más cerca que nunca y en menudo lío se han metido...
-La sensación que tengo es que los ciudadanos son conscientes de lo que de verdad quieren, y lo que hay es una marea para desalojar al PSOE del poder. En las próximas elecciones la hecatombe del PSOE puede ser histórica. A partir de ahí, todo lo que se puede interponer en una victoria del PP es que alguien quiera echar una mano al PSOE. Es decir, si desde el espectro político del PP surge otra alternativa electoral, no cabe duda de que el único beneficiado es el PSOE.
-¿Quiere decir que la única opción de victoria del PSOE es Cascos y su hipotético partido?
-Sin ninguna duda. Cualquier opción que se interponga entre el PSOE y el PP será para ayudar a los socialistas. Es su única opción de mantenerse en el poder.
-¿Cree que Cascos quiere ganar las elecciones o hacer daño al PP?
-No sé si quiere hacer daño al PP, si es voluntario, pero lleva más de 30 años en política y sabe cómo funcionan estas cosas. No olvide que fue uno de los que más luchó contra los partidos regionalistas. Supongo que sabe el tipo de daño que se hace con estos juegos. Quiero pensar que no es consciente, pero...
-Luego volveré al presente, pero me gustaría preguntarle por el pasado. Ahora que ya tienen candidata, ¿no sería el momento de hacer autocrítica? ¿De admitir que todos, unos y otros, han hecho las cosas mal para llegar hasta aquí?
-Yo, que viví esto desde la primera línea, creo que la actuación de la dirección del partido es lo menos criticable posible. Cuando el rumor de la vuelta de Cascos empezó a ser creíble, a comienzos del pasado año, los principales dirigentes del PP, como Ovidio Sánchez o Gabino de Lorenzo, abrazaron esa posibilidad. E incluso Sánchez se lo propuso a Rajoy. El problema es que desde el otro sitio todo fue extraño.
-¿Qué quiere decir?
-Que en este partido nunca se han propuesto candidatos recogiendo firmas ni creando plataformas. Lo extraño de todo esto es que alguien quiera ser candidato por el PP de Asturias y no tenga ninguna relación con su dirección. Y lo peor es que cuando esa dirección le está diciendo que es un excelente candidato, se descubra que lo único que pretendía era liquidarla mediante una especie de golpe de estado. Hubo un congreso recientemente, con una dirección renovada, y ahora se planteaba un golpe de estado encubierto. Eso no se podía aceptar.
Tendiendo puentes
-¿Por eso el PP de Asturias pasó de apoyar a Cascos a rechazarlo?
-Así es. Yo, que tengo una buena relación con Sánchez y De Lorenzo, puedo decir que ambos apoyaban la opción de Cascos pero que, cuando se dieron cuenta de que los propósitos eran otros, cambiaron. Es lógico. No es normal que el alcalde de Oviedo tienda puentes, vaya a ver a Cascos a Madrid, y este le plantee cargarse a la dirección del partido. Para ganarle al PSOE todos somos pocos. Y a mí siempre me pareció suicida una opción que pretenda pegarle fuego al partido.
-Habla usted de anomalías en la actitud de los casquistas, pero la dirección regional tiene lo suyo. La candidata aprobada en Madrid salió no de reuniones oficiales del partido, sino de sendas comidas informales. ¿No lo ve llamativo?
-Los estatutos dicen que los candidatos autonómicos son elegidos por el comité electoral nacional. Oficiosamente se suele consultar a los comités regionales, pero oficiosamente. Génova sabía que en Asturias había una candidata propuesta por la dirección regional y las juntas locales mayoritarias. ¿Que no se reunió el comité regional? Bien. ¿Hacía falta? No. Estatutariamente, es impecable. Lo que no es estatutario es crear plataformas para alentar corrientes internas ni proponer candidatos a través de firmas.
-El PP ya tiene candidata: Isabel Pérez-Espinosa. Joven, encarna la renovación, pero en su contra juega su desconocimiento entre muchos votantes. ¿Qué pesará más?
-Esto no es una guerra de biografías. Es verdad que es más conocido Cascos, pero Pérez-Espinosa lleva 20 años en política. Fue diputada, vicepresidenta de la Junta y doce años teniente de alcalde del mayor ayuntamiento asturiano. Y encarna la renovación que el partido emprendió en el último congreso. Es una excelente candidata. Lo que no sería normal es que la renovación se hiciera con una apelación al pasado. Cascos es muy apreciado, o lo era, porque ya no está en el PP, pero no es una exhibición de renovación. Y hasta ahora, las pruebas que se han hecho han salido más que bien: Basagoiti, Sánchez Camacho...
-Pero, para un elector de la calle, un cara a cara entre Pérez-Espinosa y Cascos...
-Ese es un debate falso, no se trata de ganarnos a nosotros mismos. Cascos tuvo su momento. Fue el primer candidato de AP por Asturias y perdió con contundencia. Y en las siguientes legislaturas se le pidió que volviera a ser cabeza de lista, cuando era ministro, y se negó. Lo raro es que alguien que se fue de la política sin preguntarle a nadie, que vuelve sin preguntarle a nadie, y que se marcha también sin preguntarle a nadie, pretenda ser el candidato. Yo no lo veo. Si hubiera querido ser candidato lo hubiera sido, pero de otra manera.
-Se ha ido del PP. ¿Lo entiende?
-Es incomprensible. Todos, cuando empezamos en política, queríamos ser como Cascos. Yo, de mis comienzos, tengo un póster firmado por él. Toda su trayectoria ha sido en el PP, ha llegado a serlo todo menos presidente del partido y del Gobierno... Y me resulta incomprensible que ahora se tire por la ventana y abandone un proyecto político por el que luchó toda su vida. Me quedé estupefacto cuando me enteré. Da la sensación de que Cascos quería un juguete y, como no se lo han dado, lo quiere romper.
-El próximo paso parece la creación de un partido para luchar frente al PP en las autonómicas.
-Espero que no dé ese paso, porque sería la peor manera para Cascos de acabar su carrera política, entorpeciendo las posibilidades del PP en su tierra. Lo que quieren los ciudadanos de verdad es que haya un cambio de gobierno. Ya toca.
-Y si al final el proyecto de Cascos cuaja, ¿qué opciones le da?
-Es difícil de medir, pero hay precedentes porque la situación no es nueva, esto ya pasó hace doce años.
-Con URAS.
-Sí. También un grupo de gente del PP encabezó una opción de corte regionalista, que además venía desde el poder, desde el Gobierno regional y muchas alcaldías de peso. Y el resultado fue más que pobre, tres diputados.
-Pero se supone que Cascos tiene más proyección que Marqués. Las encuestas así lo apuntan.
-Pero no está en el Gobierno. Y Cascos, además, tiene una proyección nacional; no hay más que ver lo que se dice de él en los medios nacionales. Nadie ha juzgado favorablemente esta opción porque es incomprensible. Pero, insisto, espero que no dé ese paso para dañar al PP. Cascos no tiene gran imagen en la izquierda, siempre era el peor valorado del Gobierno cuando se hacían encuestas. Por el papel que le tocó jugar como general secretario no era el más simpático de la clase. Tiene fama de trabajador y eficaz, pero en el PP. Y desconozco, además, qué quiere Cascos para Asturias, porque en los últimos meses sólo ha hablado de infraestructuras.
¿Hay proyecto?
-Es que no es candidato aún, si es que llega a serlo.
-Quiero decir que su vida social, política y profesional se desarrolla en Madrid, aquí viene a ver a la familia y a cuestiones de ocio. Desconozco su proyecto para Asturias, y supongo que eso la gente lo valorará. El PP lleva muchos años diciendo lo que quiere para Asturias: yo no sé lo que quieren los demás.
-Su proyecto, en apariencia, presenta tintes regionalistas. En otros territorios esa opción ha calado, tiene su espacio.
-Estoy estupefacto. De ninguna manera le veo perfil regionalista.
-La decisión de apostar por Espinosa tiene consecuencias. Cargos públicos y militantes han comenzado a dejar el partido. Hasta ahora, ¿le parecen muchos, pocos, representativos...?
-Es medible. Si de 24.000 afiliados se dan de baja 70, el entusiasmo social no es excesivo. Si, al final, de 20 diputados se va uno; si de 10 alcaldes ninguno ha dicho que se va; si se van unas decenas de afiliados... El impacto es más que reducido.
-¿Puede romperse el partido?
-De ninguna manera. Todos debemos ser más modestos respecto a lo que creemos que valemos. Cascos es de Gijón y ejerce como tal, pero ni siquiera allí su gente ha sido capaz de ganar congresos. Eso debería darle que pensar.
-Ahora que habla de congresos, ¿por qué una resistencia tan feroz al que pedía Cascos? ¿No era la mejor formas de medir fuerzas?
-¿Por qué un congreso extraordinario si ya hubo uno ordinario? Es insólito. Hubo un congreso a finales de 2008, ganó Ovidio Sánchez y el mandato que se le dio fue preparar las elecciones y la candidatura. ¿Por qué hay que hacer las cosas a la medida de alguien?
-Los casquistas sostienen que tenían miedo a perder.
-Ni mucho menos.
-Hubiera sido como unas primarias en el PSOE.
-Pero es que aquí no hay primarias. Y Cascos nunca las defendió. No hay mecanismos de elección a medida de nadie. ¿Es que hay que hacer un congreso en cada junta local cuando haya disensiones respecto del candidato a la alcaldía? Hubiera sido crear una excepcionalidad incomprensible. ¿Por qué hay que hacer un congreso extraordinario?
-¿Y por qué no?
-¿Un congreso para elegir un candidato? ¿Acaso ha dimitido la dirección y hay un vacío de poder? Para elegir un candidato no se hace un congreso, lo que planteaba Cascos era incomprensible. Para eso hay otros mecanismos, un comité electoral. Pero empiezo a pensar que lo que Cascos pretendía era... Aquí siempre se dijo que Cascos era un candidato ganador que venía a ser presidente. Yo empiezo a tener serias dudas de que el propio Cascos se lo creyese. Porque si él iba a ganar, no necesita quedarse con el partido; ganas y gobiernas Asturias.
-¿Insinúa que le interesaba más controlar el PP asturiano que llegar al Gobierno?
-Claro. Y si no ganas las elecciones, te quedas de presidente del partido. Y nombras el comité electoral, eres miembro del comité ejecutivo y la junta directiva nacional... Tengo la sospecha de que en la operación de Cascos había mucha menos convicción en alcanzar el Principado que en otro tipo de maniobra política con repercusión nacional. Tenía esa pinta y ahí coge sentido el congreso que pedía Cascos. Se hace cargo del PP asturiano y empieza la melé en otros sitios.
-¿Para desgastar a Rajoy, para desbancarle de la dirección del PP?
-Cascos ha sido muy crítico con él, la última vez en el congreso de Valencia. Y ahora ha volcado en él sus críticas. No hay 'feeling'.
-¿Entiendo que cree que la llegada de Cascos a Asturias era una operación nacional contra Rajoy?
-Tengo la sensación de que eso era lo más importante y lo demás, accesorio. De hecho, al no salir adelante, lo que pasó fue una pataleta.
-¿Ve a alguien detrás? ¿A Esperanza Aguirre, a la que se identifica como 'enemiga' de Rajoy?
-No tengo ni idea, yo hago política en Asturias. El que vive en Madrid es Cascos y el que es amigo de Aguirre es Cascos.
-Le pregunto por De Lorenzo. Si ya tenía poder en el partido, ahora que la candidata regional es una persona de su entorno, tendrá aún más. Eso dicen los casquistas.
-Eso forma parte de una campaña de los casquistas contra De Lorenzo. Tiene el poder que le da ser el alcalde de la capital y el presidente de la junta local más numerosa. Tiene un peso específico muy importante, el que le corresponde.
El papel de Sánchez
-Pero en esta crisis muchos creen que él ha llevado la manija y Sánchez, que es presidente del partido, se ha inhibido.
-Todo lo contrario. Sánchez lo ha hecho bien, ha tratado de mantener un papel institucional, intentando conciliar y lograr acuerdos. Pero es imposible alcanzarlos cuando no te cogen el teléfono.
-Una última cuestión. Según Cascos, Asturias le importa un comino al PP nacional. ¿Es así?
-¿Quiere decir que hasta 2004, hasta que él se fue, Asturias era importante para el PP, y que desde que él se va Asturias ya no pinta nada? Yo estoy en la junta directiva nacional y me consta que el PP tiene el mismo interés en Asturias que en 1996, en 2000 o en 2004.
ANDRÉS SUÁREZ en EL COMERCIO
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