No puedo por menos que revelarme ante lo que considero un peligroso ejercicio que ya viene de lejos. De un tiempo a esta parte se está jugando con fuego en todo lo relativo a la política y a los político. Fue brutal la reacción contra la forma especial que el Parlamento español tiene de reforzar las pensiones de sus diputados y senadores. Ya entonces pensé que era desmedida y fuera de lugar.
Y ahora llega el asunto de los billetes de avión de los eurodiputados. Miles de comentarios e improperios, pero nadie se ha sentado a pensar en serio si las compañía aéreas prefieren negociar con su clase Business y dejar fuera el popular Turista, que tiene más demanda. Ese es sólo un ejemplo. O que los eurodiputados tienen que pasar en aviones muchas horas al año. Y los que por razones de trabajo pasan cientos de horas metidos en un avión saben de que estoy hablando. No es lo mismo tomar un vuelo para Cancún hoy y no volver a pisar un aeropuerto en dos años, que pasar media vida en ese trance.
Cualquier indocumentado puede desde la oscuridad de su habitación o salón escribir una frikada, como la que estos días fue Trending topic, ya sabéis el eurodiputadoscaraduras del Twitter. Si además logras que el periódico te saque una foto, miel sobre hojuelas. Son los quince minutos de fama de Andy Warhol, que en este caso se quedaron en unos segundos.
Triste, muy triste, y peligroso. Todas las sociedades que liquidaron a su clase política entre insultos y descalificaciones crueles terminaron en manos de fascismos o peligrosos populismos que, desgraciadamente, muchas veces no tienen vuelta atrás. Que el friki de turno diga una gilipollez entra en los parámetros de la normalidad. Pero que personas que yo considero inteligentes, no digo que admire pero si respeto por su trayectoria profesional, se tiren al ruedo a seguir esa misma línea me parece absurdo y, repito, altamente peligroso.
Espero que dentro de unos años no nos tengamos que arrepentir de tantas palabras huecas lanzadas al aire por un simple calentón, cuando veamos rigiendo nuestros destinos a un salvapatrias de los que ahora tanta gracia nos hacen cuando les vemos hacer y deshacer en otros paises, pensando aquello de que aquí, en España, eso no pasa. Puede pasar, no lo dudéis. Ojalá no nos tengamos que arrepentir.
sábado, 9 de abril de 2011
Midnight in Paris: Woody Allen regresa fiel a su cita
Woody Allen llega fiel a su cita con nueva película. Muy pronto estará nuestra cartelera Midnight in Paris, ese viaje a la capital francesa de una familia, incluida una joven pareja, ya prometidos y al borde del abismo de la boda, cuyas vidas cambiarán a las orillas del Sena.
Ya sabemos como va esto. Buena historia, depurado guión y brillantes diálogos. Todo aderezado con un reparto compensado y con sorpresas: Kathy Bates, Adrien Brody, Marion Cotillard, Rachel McAdams, Michael Sheen, Owen Wilson... Y como no, la presencia de Carla Bruni, que siempre le da a la cosa un toque de glamour presidencial.
El estreno en EEUU será el próximo 13 de mayo. Allí no irá nadie a verla, cine de arte y ensayo europeo para los yankis, y por estas tierras maravillará a sus muchos adictos, entre los que me encuentro. Acordaros de Un final made in Hollywood ( Hollywood Ending ) donde Allen dirige una película ciego y, claro, es un fracaso total. Pero al final en Europa nos volvemos locos con ella y la convertimos en una obra maestra, si mal no recuerdo gracias a un artículo de Cahiers du Cinéma. Es la forma, divertida y mordaz, que tiene el genio neoyorkino de darnos las gracia a estos locos europeos. Pues no tendría que darlas. El gusto es nuestro.
Ya sabemos como va esto. Buena historia, depurado guión y brillantes diálogos. Todo aderezado con un reparto compensado y con sorpresas: Kathy Bates, Adrien Brody, Marion Cotillard, Rachel McAdams, Michael Sheen, Owen Wilson... Y como no, la presencia de Carla Bruni, que siempre le da a la cosa un toque de glamour presidencial.
El estreno en EEUU será el próximo 13 de mayo. Allí no irá nadie a verla, cine de arte y ensayo europeo para los yankis, y por estas tierras maravillará a sus muchos adictos, entre los que me encuentro. Acordaros de Un final made in Hollywood ( Hollywood Ending ) donde Allen dirige una película ciego y, claro, es un fracaso total. Pero al final en Europa nos volvemos locos con ella y la convertimos en una obra maestra, si mal no recuerdo gracias a un artículo de Cahiers du Cinéma. Es la forma, divertida y mordaz, que tiene el genio neoyorkino de darnos las gracia a estos locos europeos. Pues no tendría que darlas. El gusto es nuestro.
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