Óscar Borrás ( Valencia, 1947 ), superados ya los cuarenta años años de trayectoria profesional, es uno de los pintores Naïf de más reconocido prestigio. Ahora llega a la Galería Monticelli con sus Paraisos Felices, su particular visión mediterránea siempre enmarcada en blanco, ya que en palabras del pintor viste al cuadro con optimismo y permite descansar el cuadro.
Decía nuestro Premio Príncipe de Asturias el poeta José Hierro, sobre la obra de Borrás: …sus creaciones están llenas de soberana placidez, de escondida belleza en sus paraísos perdidos, en sus Arcas de Noé que ponen rumbo a mundos nuevos, esas son sus poéticas evasiones, esas, las del artista que “sabe” pintar aunque utilice recursos e ingenuidades de los primitivos, su obra está fuera del tiempo y el espacio, su mundo fuera de esta realidad…
Y en palabras de la propia galería, hay en las telas un mensaje cálido y sincero, de colores nuevos enlazando cielos y tierras, colores que son alma nítida de la realidad que debiera ser y no es, alzados por una mano maestra del dibujo, todo un placer estético, visual, pura seducción poética, novedosa y sublime.
Y así como la caja de Pandora fue abierta, nosotros abriremos la nuestra para dejar salir esta vez, los mundos de Oz, el reino de fantasía, para sumergirnos por unos instantes en la magia de lo auténtico, de un mundo no contaminado, no corrupto…para olvidarnos de nuestros sinsabores reales y disfrutar otra vez como si fuésemos niños de ese mundo que un día idealizamos y no logramos conseguir quien sabe, quizás algún día tal vez.
Y no puedo por menos que continuar dejando la palabra a aquellos que entienden de verdad de pintura, como es el caso de Fernando Gutiérrez, que escribía recientemente en La Vanguardia: Inventor de un mundo feliz y de elementales paraísos soñados,como lo llama A. M. Campoy, Oscar Borrás es, además, para mí, un pintor que, habiendo perdido nuestra obsesiva y dramática visión del tiempo, se ha construido uno propio, en el cual el día y la noche son sólo un juego de luces—cada cual con la suya— que nos va descubriendo un rincón remoto de nosotros mismos no se saben qué ensoñada niñez de nuestra infancia.
Al dictado de su imaginación y minuciosidad, Oscar Borrás, lo construye imprimiéndole el deleite de la pincelada sin prisa, a punta de pincel, sensualmente acariciada. Quizá por ello, antes de que esa pincelada termine el trazo minúsculo, la imaginación le ha decuplicado los términos y elementos de un paisaje. Entonces Borrás se convierte en el pintor de la ininuciosidad de una belleza que él constante y empecinadamente va descubriendo.
Esta exposición estará en la Galería Monticelli de Gijón, en el número 1 de la calle Jovellanos, desde mañana y hasta el día 31.
Gracias Alfonso por tu amabilidad en la publicación de esta noticia.
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