Lars Von Trier ( Los idiotas, Europa, Rompiendo las Olas, Dogville, Manderlay, El jefe de todo esto, Anticristo ) regresa al Festival de Cannes, que comienza el próximo miércoles 11, para luchar, una vez más, por la Palma de Oro en su Sección Oficial. Recordar, como no, que el fundador del Movimiento Dogma ya atesora un buen número de reconocimientos del festival de festivales del mundo del cine. En el año 1991 logró el Gran Premio del Jurado con Europa, algo que repitió en 1996 con Rompiendo las Olas. La espinita de no lograr el premio fuerte se la quitó en el año 2000 con la maravillosa Bailar en la oscuridad. Ese año Lars Von Trier subió a recoger la Palma de Oro, mientras que Björk alcanzaba el galardón a la Mejor Actriz.
En esta ocasión volverá a desfilar por La Croisette con Melancholia, el último trabajo de su personalísimo universo, la historia de dos hermanas que afrontan de manera muy diferente, una con la serenidad ante lo inevitable y la otra sufriendo un doloroso pánico, la noticia de que el impacto de un meteorito va a destruir la tierra y a terminar con el mundo tal y como lo entendemos. Kirsten Dunst ( Las vírgenes suicidas, Elizabethtown, Marie Antoinette ) y Charlotte Gainsbourg ( Félix et Lola, Como casarse y mantenerse soltero, Anticristo ) dan vida a estas dos hermanas, y a su lado un buen reparto encabezado por Kiefer Sutherland, Alexander Skarsgård, Charlotte Rampling, Jesper Christensen, John Hurt y Brady Corbet.
Recordar que este año Lars Von Trier comperirá, entre otros, en la Sección Oficial con Pedro Almodóvar y La Piel que Habito, Terrence Malick, que acude con The Tree of Life, Takashi Miike ( Hara-Kiri ) y dos pesos pesados del panorama cinematográfico europeo: Aki Kaurismaki ( Le Havre ) y Nani Moretti, que lleva a Cannes su polémica We Have a Pope.
martes, 3 de mayo de 2011
Premio Príncipe de Asturias del... Humor
Hoy y mañana se reune el Jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Entre los candidatos con más posibilidades, junto a la directora del Ballet Nacional de Cuba Alicia Alonso y el director de cine chino Wong Kar-Wai, están dos de los mejores grupos de Humor de la historia: los Monty Python y Les Luthiers, de los que ya les hablé el pasado 11 de noviembre en Otra vez entre nosotros .
Los Monty Python comenzaron su andadura en los años sesenta y lograron su primer reconocimiento en el programa de la BBC inglesa Monty Python's Flying Circus. Años después les llegaría el reconocimiento mundial con películas que ya forman parte de nuestra pequeña historia, como Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores, La vida de Brian o El sentido de la vida, sin olvidar otros títulos que no son una creación directa de este grupo pero sí que recoje su espíritu. En ese apartado no podemos olvidar Un pez llamado Wanda y Criaturas feroces. Sus creadores fueron John Cleese, Graham Chapman, Michael Palin, Terry Gilliam, Terry Jones y Eric Idle.
Por su parte Les Luthiers es un conjunto argentino que comienza también su labor en los años sesenta, y que tiene como característica más significativa su cuidada creación de instrumentos musicales imposibles, que ellos llaman Instrumentos Informales, como el Latín o Violín de Lata, el Órgano de campaña o el Yerbomatófono d'amore. Pero si por algo se caracterizan Les Luthiers es por su capacidad, parodia a paradia, de reirse de todo y de todos con un humor corrosivo que les convierten en un fenómeno que no conoce fronteras. Se dice que quien se enamora de su particular estilo es un adicto para toda su vida. El que les escribe forma parte de esta fauna, y ante un mínimo comentario, un Mastropiero por aquí o un dime juglar por allá, que a los demás puede pasar inadverido, ya sabes que estás hablando con uno de los nuestros.
Y la verdad es que el humor parece cosa poco seria y sin la suficiente profundidad como para optar a un premio de tanto calado. Pero nada más lejos de la realidad. Quien nos hace reir, nos hace vivir, y sería una maravillosa noticia que el jurado así lo entendiera. Un premio compartido para ambos conjuntos sería una gran noticia y seguro que en la próxima entrega de los premios Príncipe de Asturias nadie se iba a aburrir. Palabra de honor.
Los Monty Python comenzaron su andadura en los años sesenta y lograron su primer reconocimiento en el programa de la BBC inglesa Monty Python's Flying Circus. Años después les llegaría el reconocimiento mundial con películas que ya forman parte de nuestra pequeña historia, como Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores, La vida de Brian o El sentido de la vida, sin olvidar otros títulos que no son una creación directa de este grupo pero sí que recoje su espíritu. En ese apartado no podemos olvidar Un pez llamado Wanda y Criaturas feroces. Sus creadores fueron John Cleese, Graham Chapman, Michael Palin, Terry Gilliam, Terry Jones y Eric Idle.
Por su parte Les Luthiers es un conjunto argentino que comienza también su labor en los años sesenta, y que tiene como característica más significativa su cuidada creación de instrumentos musicales imposibles, que ellos llaman Instrumentos Informales, como el Latín o Violín de Lata, el Órgano de campaña o el Yerbomatófono d'amore. Pero si por algo se caracterizan Les Luthiers es por su capacidad, parodia a paradia, de reirse de todo y de todos con un humor corrosivo que les convierten en un fenómeno que no conoce fronteras. Se dice que quien se enamora de su particular estilo es un adicto para toda su vida. El que les escribe forma parte de esta fauna, y ante un mínimo comentario, un Mastropiero por aquí o un dime juglar por allá, que a los demás puede pasar inadverido, ya sabes que estás hablando con uno de los nuestros.
Y la verdad es que el humor parece cosa poco seria y sin la suficiente profundidad como para optar a un premio de tanto calado. Pero nada más lejos de la realidad. Quien nos hace reir, nos hace vivir, y sería una maravillosa noticia que el jurado así lo entendiera. Un premio compartido para ambos conjuntos sería una gran noticia y seguro que en la próxima entrega de los premios Príncipe de Asturias nadie se iba a aburrir. Palabra de honor.
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