Y para que todo se ponga peor, han logrado congregar a más de medio millón de personas en Washington, en las mismas avenidas que fueron feudo en su día del sueño de Martin Luther King o de las grandes manifestaciones anti guerra de Vietnam de los años setenta.
Pero un movimiento tan conservador no es más que un simple reflejo, ante ese gran espejo que es la sociedad norteamericana, del cansancio que poco a poco, y no tan poco a poco, ha despertado Obama y su verborrea carente de sentido y de contenido.
Siempre dije que hay que huir de los vendedores de humo y de los grandes profetas. En ambos terrenos Barack Obama es un principe. Nadie es capaz de decir tan poquita cosa con tantas y ampulosas palabras. Bueno, nuestro Zapatero no se queda atrás, pero esa es otra historia. Y la gente lleva tiempo cansada de tanto blablabla, mientras sus acérrimos seguidores vagan desesperados, y desmotivados, ante su inoperancia.
El futuro de la Palin y de sus discípulos Christine O'Donell, Carl Paladino y, sobre todo, Marco Rubio, muy pronto se desvelará, sobre todo tras las próximas legislativas. Del de Obama poco se puede decir, que cada vez suena con más fuerza la candidatura de Hillary Clinton a las próximas presidenciales como un intento de los demócratas del salvar los muebles. Y es que la gente nunca aprende. Se deja arrastrar por cuatro palabritas, puro marketing electoral, y pasa lo que pasa.
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