jueves, 29 de septiembre de 2011
Para Amar la Ópera: Una pincelada de Un ballo in maschera de Diez
Un ballo in maschera forma parte, junto a la genialidad del Falstaff, de ese grupito de mis óperas favoritas de Verdi. En esta ocasión tiene de fuente de inspiración el libreto de Eugène Scribe para la ópera Gustave III ( 1833 ) de Daniel-François Auber. Años después sería el libretista Salvatore Cammarano quien rescataría el texto de Scribe para una ópera de Mercadante llamada Il reggente de 1843.
Pero al final sería, una vez más, Giuseppe Verdi quien daría en la diana con su Gustavo III, en parte gracias al brillante libreto de Antonio Somma.
Y en este punto os preguntaréis donde quedó Gustavo olvidado y pasó a ser, para toda la eternidad, Un ballo in maschera. Muy fácil. En la época que se estrenó esta ópera, febrero de 1859, en el Teatro Apollo de Roma para ser más precisos, todavía dominaba buena parte de la “ bota italiana “ el Imperio Austriaco. La censura, de que me suena a mí esto, no pasó por alto el asesinato de un rey, aunque fuera sueco, y obligó a Verdí a desplazar la trama a las colonias británicas del nuevo mundo, más concretamente al Boston del siglo XVII, pasando el Rey Gustavo a ser un “ sencillo ” Gobernador.
Años después se regresó al libreto original, con rey, cortesanos y toda la pesca, pero el título ya estaba perdido. Un ballo fue y Un ballo se quedó.
Una de esos montajes, con el Rey Gustavo de cuerpo presente, es esta de la Staatsoper de Viena de 1986. Al frente de su Orquesta y Coro el mismísimo Claudio Abbado. Y un elenco de lujo encabezado por Luciano Pavarotti ( Rey Gustavo ), Piero Cappuccilli ( Renato ), Gabriele Lechner ( Amelia ) y Ludmila Schemtschuk ( Ulrica ). En el siempre agradecido papel de Oscar, casi tanto como el Cherubino de Le nozze di Figaro, y que tantas carreras ayuda a lanzar, Magda Nador.
Un pequeño aperitivo es este final de la Primera Escena del Primer Acto. Óscar entra anunciando que el Gran Juez solicita el exilio a una hechicera llamada Ulrica. Ante cada acusación el paje sale en su defensa ( Volta la terrea ). Mientras que Renato se opone por lo que considera un grave peligro, el Rey mantiene su empeño de visitar la cueva de esta mujer disfrazado de pescador ( Ogni cura si dona al diletto ).
Tengo que decir que tras ver varias veces el Ballo, siempre tengo la impresión de que va a parecer una publicidad que diga “ Y el Rey llegó a las Tres gracias a un reloj Rolex de la Joyería Tal, distribuidor Oficial “. Pero, la verdad, es que nunca pasó.
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Es realmente de diez, con dos "rivales" de primera categoría. Cappuccilli es para mí uno de los más grandes barítonos de la historia.
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