La presentación de la Temporada 2011-2012 del Teatro Real no ha dejado a nadie indiferente. Sin presencia de títulos habituales, con un número muy signíficativo de óperas del siglo XX, nueve de trece, y con títulos que al público más clasico no terminan de convencer, nos enfrentamos a un aluvión de críticas. Es el efecto Mortier, que tanto se temía. No olvidemos los huecos que se producen entre los abonados cuando se ofrecen óperas poco conocidas, o los pateos y abucheos que se producen al final de las representaciones e, incluso, durante ellas. Pero es que el nuevo director artístico Gerard Mortier está decidido a dar un carácter europeo al Teatro Real. Veremos como se van sucediendo los acontecimientos.
Elektra, montaje para el San Carlo de Nápoles de Klaus Michael Grüber y Anselm Kiefer , Pelléas et Mélisande de Debussy, realizada por Bob Wilson para la Ópera de París y el Festival de Salzburgo, Lady Macbeth de Mtsensk de Shostakovich, Iolanta de Tchaikovsky y Persephone de Stravinsky, La clemenza di Tito de Mozart, I due Figaro, de Mercadante, con Riccardo Muti al frente de la orquesta y Cyrano de Bergerac de Franco Alfano, con Plácido Domingo.
Para terminar de rematar la faena, Ainadamar de Osvaldo Golijov, sobre la vida de Federico García Lorca y con la escenografia de Peter Sellars y Vida y muerte de Marina Abramovic, la apoteosis del modernismo mal entendido, con un montaje de Bob Wilson y música de Antony Hegarty.
Y como la cosa estaba poco animada, declaración amistosa del señor Mortier sobre nuestros cantantes. Preguntado por la casi ausencia de voces nacionales en su programación, la contestación dejó helado a más de uno de los presentes: A pesar de las buenas voces que hay en España falta estilo. Cantan Verdi como Puccini y el estilo mozartiano es muy malo. ¿ Alguien da más ?
Aquí tenéis el enlace del Teatro Real con toda esta maravillosa programación del señor Mortier.
Teatro Real Temporada 2011-2012
Las óperas elegidas no son males, lo malo es la manera cómo se destrozan con puestas de escenas absurdas y vulgares (como la del Rey Roger), y eso que todavía no nos ha traído lo peor de su repertorio como las impresentables puestas de escena de "Cosi" (París) o del "Murciélago" (Salzburgo). Por desgracia una joya como "Iolanta" de Tchaikovski la destrozará.
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